aquí al lado, sí, tenemos que ir.
Y al final han pasado los años y no íbamos.
Y los pueblos blancos han sido tan amables que han guardado
su blancura para nosotros. Porque cuando hemos ido seguían igual de blancos que
antes. Porque me lo han contado que yo no los había visto.
Qué amables ellos. Y qué blancos. Bueno, Júzcar no, ha
cogido un color más ..... cómo diría yo ..... como más americano, allá ellos
Setenil nos arropó y nos dio de beber, Olvera posó,
Grazalema nos cautivó, Ronda nos fascinó, Zahara se escondía desde el puerto de
las Palomas, pero al final la encontramos a la vuelta, y en Ubrique saludamos a
Quique.
Qué más se puede pedir, ah, sí, carreteras, de esas como
para quedarse y olvidarse que hay que volver.
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