sábado, 22 de agosto de 2015

El lago que quería ser alpino


Él quería ser Alpino, con todo lo que ello conllevaba.

Imaginaba que si fuera de verdad alpino, ganaría tanto glamur que hasta sus aguas serían saladas como las de Portofino.

Que desde las carreteras de sus riberas verían en sus aguas el reflejo de las montañas elegantes descapotables, conducidos por parejas de jóvenes con sus pañuelos de colores al cuello ondeando al viento.



Decía que se había quedado a medio camino, que su parte sur, por mucho que fuera de origen glaciar, se perdía en la llanura padana; y decía que su parte Norte ni siquiera estaba al norte de verdad, envidia trentina, aunque fuera un valle fluvial con escarpadas montañas que crecían en sus orillas.

Y no llegaba a darse cuenta que tenía lo mejor de ambos mundos. La antigua Roma sí lo supo y ya se bañaban en las orillas de Sirmione.



Con esos antecedentes nosotros quisimos bañarnos en su agua dulce y recorrer sus carreteras, que no eran Alpinas.

La lluvia nos había arruinado días antes varias etapas alpinas, de las de verdad, en Eslovenia y Dolomitas; y pensamos que aunque el lago de Garda decía que no era alpino, lo mismo nos resarcía por un día de no haber sentido de cerca los verdaderos Alpes. 



Y cuando salíamos de allí camino a Turín y de vuelta a casa, llevábamos la sensación de que sí habíamos pasado por los Alpes.

James Bond rodó y disparó desde sus orillas camino de la Strada della Forra. Winston Churchil dijo de esa carretera que era la octava maravilla del mundo. Mussolini rejuvenecía con su amante en torres venecianas a sus orillas, lugar de encuentro entre faunos y sirenas en la Punta de San Virgilio

Todo eso le contamos al lago de Garda cuando lo veíamos desde lo alto en Tremosine, por si se le había olvidado, pues él lo había vivido como espectador de primera fila


Y nos fuimos contentos porque la carretera de la garganta nos había hecho olvidar dolomitas y julianos.

Y nos fuimos contentos porque lo habíamos convencido, aunque sólo fuera un poquito, de que el Lago de Garda es un nombre conocido y respetado, deseado y visitado.

De que los cientos de motos, ciclistas y amantes alpinos que lo visitan lo hacen adrede y no están de paso.

Así que allí lo quedamos, sintiéndose un poco más alpino, aunque un trocito se vino con nosotros.




5 comentarios:

  1. preciosa historia, gracias ;-)

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  2. Qué pasada!!!! El vídeo me ha quedado sin respiración. A pesar del milagroso semáforo en medio de un mundo de ensueño, me daba la sensación de que en cualquier momento os encontraríais a alguien de frente... Qué vistas. Me siento afortunada por disfrutar de ellas desde el sillón. Cuidad de Caty pues ella también se lo curra para devolveros sanos y salvos.
    Un beso muy fuerte.
    Fdo. Mari Monti

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  3. Es una crta con encanto, nos desviamos mucho de la ruta para llegar a ella y mereció la pena. Nosotros la hicimos en sentido contrario. Ese mismo día continuamos la ruta por el valle de Trento y descubrimos una ruta muy chula por la que iban todos los quemadillos de la zona!!!

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    1. El valle de trento se nos quedó pendiente a nosotros para la proxima

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