Craso error, al final tendremos que volver, algo tiene que
haber en Albania que nos interese aunque no lo hayamos visto.
Informándonos por
Internet leemos algo de montañas, las vimos a nuestra derecha según íbamos al
norte, y leemos algo de una costa abrupta y llena de fuertes, ni la vimos a
nuestra izquierda según íbamos al norte.
Para rematar, la información de la zona de nuestro navegador
era limitada y también se nos escapó el lago Skädar, llevándonos por Podgorica.
Pues eso, que habrá que volver, y con menos calor. El
termómetro de la moto llegó a los 42.
En Albania hay gasolineras, hasta McBauman lo sabe. En
Albania hay "washcars", eso sí lo ponen en inglés; y tiendas de
neumáticos. Y cuando digo que los hay, no es que los haya como en todas partes,
es que hay unos pocos cada pocos kilómetros. Unos días más tarde nos quedamos
sin gasolina en Croacia y nos acordamos de Albania, jaja, que gracia.
Pero lo que sí hay en Albania es gente amable, que hablen en
inglés no, pero amables sí. En un restaurante de carretera que paramos,
cansados de 42 grados, cansados de carreteras rectas que no sabíamos a dónde
llevaban, cansados de ver gasolineras y tiendas de neumáticos, el propietario
del restaurante se hizo 30 kilómetros en su coche para ir a un pueblo cercano a
comprar un mapa de carreteras. Mapa que luego no aceptó cobrarnos ni siquiera
las cocacolas, que cayeron unas cuantas.
Y gracias al mapa gratis del amigo albano llegamos a
Montenegro, pero eso será otra historia
¿Y en Tirana qué hay?
Pues en Tirana hay mezquitas, avenidas amplias y
edificaciones estilo soviético. Todo muy feo, pero todo digno de ver.
En tirana hubo un dictador comunista que, en la época de la
guerra fría, rompió relaciones con Rusia y China porque sus sistemas eran
demasiado liberales, ahí es nada.
En Tirana hay un bulevar de la época de la ocupación
italiana que Mussolini utilizaba para hacer sus grandes paradas militares
En Tirana y en Albania hay policía, mucha policía. Me llevo
de recuerdo a las parejas de la policía montadas en el mismo escúter y al de un
control de carretera que después de decirle que la E de la matrícula es de
España, no de Estonia, se pone a cantar ¡¡¡ESPAÑA, ESPAÑA!!! como un hincha de
fútbol.
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