viernes, 4 de diciembre de 2015

Una cena en Staro Mesto

El día termina sentados a la luz de una vela en una terraza del Staro Mesto o ciudad vieja. A un lado el río Ljubljanica, calmo, sólo se oye el rumor del animado ambientillo nocturno. El agua ha marcado el día, pero ahora no nos distrae.

Atrás el puente de los dragones. Un poco más adelante el puente triple dando salida a la iglesia de la Anunciación. Desde lo alto nos vigila la fortaleza medieval.




A veces es agradable dedicarle sólo unas pocas horas a conocer una ciudad, sobre todo si es de noche, sobre todo si es Liubliana. De noche las ciudades son otras, se transforman. A veces mejoran, a veces empeoran, pero siempre son otras. Y entre la noche y el poco tiempo disponible, te impregna de otra forma seguro que si le dedicas varios días y acabas conociendo sus rincones. Sorprende Liubliana, es una de las capitales desconocidas europeas, pero enamora.


La comida eslovena nos distrae menos aún. Echamos de menos Bosnia y Montenegro. Por conocer la comida típica nos quedamos con hambre, y mientras unas pizzas nos sacan del atolladero, recordamos el día.


Como decía, hoy el agua ha sido la protagonista.



Por la mañana el agua azul de los lagos de Plitvice en Croacia, saltando de lago en lago en cascadas de todas las formas, y calmándose y volviéndose otra vez azul entre cascada y cascada. El parque nacional de los lagos de Plitvice es un paraíso para los sentidos.



Que las ordas de turistas no te desanimen. Cuando te las encuentras, cual manada de búfalos o de "Vicentes donde va la gente", no te queda más remedio que pensar en que por algo estarán allí, y que algo habrá que ver que merezca la pena. Es lo que tiene Croacia en el mes de julio. En todo caso y si has podido organizarlo con antelación, es bueno saber, uno que le gustan los documentales de la 2, que estas migraciones de Vicentes se producen en julio y agosto, así que busca otros meses más asequibles para el turisteo masivo.

A mediodía el agua del adriático en un paseo por la carretera de la costa hasta Rijeka




Por la tarde, el agua del río Reka ya en Eslovenia, formando el cañón subterráneo de las cuevas Skocjan. Totalmente indescriptibles, ponle techo al cañón del Colorado y te harás una idea. Bueno, quizás me he pasado de tamaño, el puente en el que Gandalf lucha con Balrog sea más aproximado. 


Nosotros no nos encontramos ni con Gandalf ni con Balrog, sólo con los Vicentes, menos abundantes en Eslovenia que en Croacia, y con un simpático guía que nos explained que Reka en esloveno significa Río. Y que los eslovenos no se limitan a llamar al río el Reka, sino que dicen el reka Reka, el river River en ingles. La de veces al día que soltará la bromita.




Así que todo eso comentamos delante de las pizzas eslovenas rememorando un gran día. Hemos hecho casi 300 kms por carretera desde Korenica hasta Liubliana. Nos hemos despedido de Croacia y ya casi nos vamos olvidando de Bosnia o Montenegro. Parece que hace una eternidad que estábamos por el sur de Italia viendo cómo coger un ferry hacia Albania

Ya en la wifi del hostel, consultamos el tiempo para el día siguiente y cuál es nuestra sorpresa al comprobar que también estará marcado por el agua, aunque de forma distinta. Creo que con lluvia los Alpes Julianos no van a ser una buena idea, habrá que improvisar.

















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