martes, 15 de septiembre de 2015

La Cristalería de Dios


Un gran viaje no se justifica por sí mismo en función de los kilómetros que hagas, de cuán lejos esté el destino.

Primero, porque, como sabes, viajando en moto el destino no es lo importante. Parece que lo tenemos asumido, pero muchos lo estamos olvidando. Parece que el destino sea llegar "allí" y nos estamos olvidando de los "durantes" mientras pasan los paisajes a toda velocidad, porque si hoy no hacemos taitantos kilómetros, mañana no estaremos "allí". Huyo de viajeros que se ponen la pegatina de haber estado en ese" allí" porque han ido a buscarla. Quizás, aunque hayan estado, no se la han merecido.

Es un error. Yo no colecciono fronteras, aunque también me molen los sellos en el pasaporte. No colecciono pegatinas, aunque también las ponga. No colecciono horas encima de la moto, aunque sean la mejores.

Colecciono sensaciones, momentos, experiencias, anécdotas, risas; en definitiva, vida. Y mi colección incluye todo eso, además de lugares, que pueden ser tan cercanos en el corazón como lejanos en el mapa, o tan cercanos en el corazón como en el mapa


Y, segundo, porque así, jamás un destino me defrauda. Nunca me puede defraudar porque él no es el por qué de mi viaje, sino la justificación, la excusa del viaje. Podrá ser el mismo Taj Mahal el que ese día no se maquilló, que para llegar hasta la India, mi colección ya se habría completado lo bastante como para que me importara

Esos destinos de ahí al lado, esas rutas de fin de semana que no llegan a la India ni a Armenia, es más, que casi no salen de tu comunidad autónoma, pero que te hacen volver a casa con el baúl lleno hasta de olores. 

 

Este fin de semana empezó en un hasta la mitad con un amigo lejano. Lejano en la distancia, cosas de los trabajos. Y dijimos, venga, nos vemos en un sitio intermedio de kilómetros entre los dos. Y mira por dónde la Sierra de Aracena nos ha servido de base de encuentro.

Nunca imaginé que el bosque de encinas y alcornoques al estilo de la dehesa extremeña pudiera dar sombra a una carretera, lo tuve que ver en el tramo de Aracena a Almonaster la Real. Carreteras magníficas por toda la sierra

No sabía que había vino con sabor a naranja, en realidad, macerado con cáscaras de naranja. Lo tuve que degustar, y por supuesto comprar. Qué bien se come en la zona. Cuando ves a los cerdos negros correr bajo los alcornoques al pasar la moto, ya lo vas intuyendo.

No sabía que la primera cueva abierta al público en 1914 en España fue la gruta de las maravillas en Aracena. El que piense que todas las cuevas son iguales que venga a Aracena, merece la pena. Cerca también las cuevas de Fuente de León.

Como iba a suponer que una piscina municipal fuera un Bien de Interés Cultural según el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. Tendría que verlo en Cañaveral de León

Añadir a todo eso Jabugo, Jerez de los Caballeros y Fregenal de la Sierra, agitar antes de usar, degustar despacio, preferentemente con buena compañía y aderezado con muchas risas y alguna que otra conversación interesante ..... et voila ..... ahí está el gran viaje.

ah, y para averiguar qué es la "cristalería de Dios", por favor, no usar google, hay que venir a descubrirlo










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