Cuenta la leyenda que, allí donde las hayas y los abetos inundan la vista junto con caseríos aislados, helechales, sauces y olmos de montaña, vive en prominentes roquedos de las alturas un ser, ágil como los corzos de Belate y fuerte como las peñas del Roncal.
De prodigiosa talla y con pelo que le cubre todo el cuerpo, con una melena que le llega hasta los pies, el Basajaun, lejos de ser agresivo, es el defensor de los bosques y amigo de los animales y los ganaderos. Protector de los rebaños de ovejas lachas, ya que a través de silbidos avisa a los animales de la llegada de tormentas o de la presencia de lobos.
Los pastores saben de su presencia porque el ganado hace sonar al unísono los cencerros, señal de que pueden estar tranquilos porque el Basajaun protegerá sus rebaños. A cambio, el Basajaun sólo pide un trozo de pan, que recogerá cuando el pastor no esté con el rebaño.
Cuenta la leyenda, que allí donde la selva de Irati, Roncesvalles y el valle del río Baztán se confunden entre tanto esplendor verde, en la alta Navarra donde los Pirineos se asoman con timidez, el Basajaun era el poseedor de los secretos de la naturaleza, de la arquitectura, la agricultura y la vida sedentaria.
Y cuenta también la leyenda, que fue San Martinico o Martin Txiki el civilizador que, mediante argucias, les fue arrebatando sus secretos al Basajaun y a Basandare, su pareja y Señora del Bosque, para divulgarlos a la humanidad.
Y cuenta también la leyenda, que fue San Martinico o Martin Txiki el civilizador que, mediante argucias, les fue arrebatando sus secretos al Basajaun y a Basandare, su pareja y Señora del Bosque, para divulgarlos a la humanidad.
Y la humanidad vaya si aprendió. Allí fue donde los vascones acabaron con la leyenda del gran Roldán e impidieron que el Imperio Carolingio cruzara los Pirineos en la batalla de Roncesvalles en el siglo VIII
Y allí fue donde el río Orabidea excavó un túnel en la montaña de Zugarramurdi, haciéndolo lugar de aquelarres, festines desenfrenados, danzas en torno a hogueras y orgías a la luz de la luna. El verdadero festín lo hizo la Inquisición en el siglo XVII con una quema de brujas que para lo único bueno que sirvió fue para que la misma Inquisición se excusase de graves errores y se comprometiera a nunca más ajusticiar a nadie por brujería tras haber concedido amnistía completa a los penados en el Auto de Logroño de 1610
Y allí fue donde el río Orabidea excavó un túnel en la montaña de Zugarramurdi, haciéndolo lugar de aquelarres, festines desenfrenados, danzas en torno a hogueras y orgías a la luz de la luna. El verdadero festín lo hizo la Inquisición en el siglo XVII con una quema de brujas que para lo único bueno que sirvió fue para que la misma Inquisición se excusase de graves errores y se comprometiera a nunca más ajusticiar a nadie por brujería tras haber concedido amnistía completa a los penados en el Auto de Logroño de 1610
Cuenta la leyenda que en tierra, en esta tierra amable y salvaje, también tenemos sirenas traviesas, con largos cabellos y un pie de pato, llamadas lamias. De extraordinaria belleza, moran en los ríos y las fuentes, donde acostumbran a peinar sus largas cabelleras con codiciados peines de oro de forma seductora para atraer a los pastores, pues son enamoradizas por naturaleza
En esta tierra de leyendas, de bosques ancestrales con olor a musgo e historia desbordante te puedes sumergir y olvidarte del paso del tiempo. Entre los escasos rayos de sol filtrados por las hojas, corres el grave riesgo de tener la necesidad de buscarte a ti mismo, o de buscar al Basajaun y a las lamias mientras tanto.
Claro que un grave inconveniente para todo ello son los akrapovic. De hecho, nosotros no vimos a ninguno de ellos. Aunque estoy seguro que ellos sí nos oyeron a nosotros.